Este jueves se celebra en la Asunción de Onda una misa en recuerdo de Anita del Moral
10/04/2013 | 11:25 h
Este jueves, 11 de abril, a las 19.30 horas, en la iglesia de la Asunción, se celebra una misa en recuerdo de Anita del Moral Fabregat, viuda del ceramista Manolo Safont Castelló, que falleció en Castellón el 24 de marzo, en un secretismo casi absoluto.
Estas son las palabras que pronunció sobre ella Manuel Galver Estevan, presidente del Ateneo Cultural y Mercantil de Onda, en el acto de concesión a Manolo Safont del Seny Onder de 2002, en febrero de 2003, distinción que compartieron:
"Doña Ana era muy joven cuando conoció a Manolo. Vivía en Tales, con su familia, y venia a Onda todos los dias para ayudar a Doña Elisa.. Todavía no tenia adjudicada la plaza de matrona de la Seguridad Social, pero su profesionalidad y una ilusión sin limites la llevaron a asumir aquel trabajo ante la salud decaída de su tan querida y recordada antecesora.
Doña Ana recuerda con nostalgia aquella noche con cuatro partos a la vez, en la que los cuatro futuros padres la llevaban de una a la otra parte de Onda, en volandas sentada al portamaletas de aquellas viejas bicicletas. Parece ayer. Después fue doña Anita quien se compró su propia bicicleta.
Veinticuatro horas diarias a pie de cañón. Cuantos niños, generaciones, vieron en sus manos la primera luz y salieron de sus casas, en sus brazos, llevados a la pila bautismal.
Ha sido ejemplo de trabajo, motor impulsor de esa obra meritoriamente común que denominamos de Manolo Safont, pero que nunca hubiera podido alcanzar su cúspide, sin su presencia.
Fue tras coincidir en casa de Marita Canelles, en el Raval, en cuyo piso alto pintaba Manolo, donde se conocieron y donde el matrimonio vivió la primera gran etapa de su vida.
Fue el 1 de octubre de 1953 cuando contrajo matrimonio con Manolo. Una boda amb 8 capellans a l'esglèsia de Tales, diu doña Anita. Mai s’havia fet a Tales un missa amb 8 capellans, segons ens conta ella mateix.
Manolo, eixe dia, abans de tot, va anar a afaitar-se a la barberia de Rafael Insa, de poc no va arribar tard a la cerimònia. L’estaven esperant.
Així iniciaven una vida en comú, després de deixar darrere un curt viatge de novençans a Palma de Mallorca, doncs Manolo hi havia fet la mili.
Ana, desde el primer momento, se sintió el motor que debía impulsar con fuerza la obra creadora de Manolo Safont, pero eran años difíciles para vivir y financiar una vida de estudio e investigación emprendida por el artista, preocupado por la materia, los colores y la bibliografía en un afán insaciable por saber y descubrir. Cuanto debió sufrir Doña Ana en aquellos primeros años sesenta en los que tuvo que ir vendiendo aquellos cuadros que ya no se pudieron exponer en aquella primera exposición prevista en Bélgica. Ana supo hacerlo en silencio y Manolo comprendió el mensaje de que había que vender para “explotar”. Paso entonces de la pintura social al abstracto sorprendiendo a todos los seguidores de su obra aflorando la realidad de su genio, inteligencia y sensibilidad.
De Ana sabemos que también pintaba al óleo de soltera, saca y nos muestra con orgullo un cuadro con la aparición de Jesús a los Apóstoles, y también algún detalle de cerámica, nos confesó que su única frustración ha sido no haber adoptado un niño al darse cuenta, pasado el tiempo, que ya era demasiado tarde, pero ella sabe que este espacio, lo cubre su dedicación a esta obra conjunta que perduraran sus nombres y apellidos ante futuras generaciones de nuestro pueblo.
Estos recuerdos no podía silenciarlos esta noche, en la que todos los presentes asistimos a homenajearles y reconocerles su obra y su buen hacer, que acudimos entregados porque somos sus amigos y porque estamos agradecidos por su legado tan incomparable, y se lo decimos bajito pero a los cuatro vientos, sin levantar la voz, para que no se enfaden ninguno de los dos, pues si Manolo me cuenta que Ana se enfada y le grita, es Ana la que replica que grita porque se está volviendo sordo. Cosas del amor. de la convivencia durante toda una vida, que va transcurriendo con los deberes hechos……y notas con sobresaliente alto….. todos nos reiamos…"
Las fotos que acompañan este texto las hizo esa noche Ángel Martínez, entonces correponsal del diario Mediterráneo.