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Entrevista a Millán Salcedo, de ‘Martes y 13′, que actúa este sábado en el Mónaco de Onda

Gema García
 

-Cuéntame, ¿qué se van a encontrar los espectadores en De verden cuando?
Una ensalada de todo, sobretodo se van a reír, porque es una mezcla de humor, actualidad, donde nos encontramos homenajes, canciones, juegos de palabras y que a la vez respira de mi propia biografía. En el espectáculo me enfrentó al público en solitario, pero no será un monologo al uso, también habrá un pianista, Marcos Cruz, que le dará ritmo a la actuación.
Lo que quiero es que con tanto meollo que estamos viviendo, un tiempo tan convulso, los espectadores disfruten de una velada terapéutica. Creo que con buen humor se sale antes de las situaciones difíciles.
-La nueva obra viene precedida por “Yo me subí a un piano verde”, ¿podría calificarse como la segunda parte esta nueva interpretación?
Si, más que una segunda parte es una continuación con motivo del rodaje que le hemos dado y que está funcionando. Se ha ido nutriendo de muchos matices, aunque es un monologo como la vez anterior, lleva mucha sorpresa y novedades, tiene un plus. El repetir el color en los dos títulos es cuestión de un juego de palabras, además de que el verde es el color de la esperanza y me gusta. Este espectáculo es más mío, me pertenece, está escrito en clave de mí mismo. ¿Qué lo voy hacer?, sigo en mis trece.
-Cuando interpretaste Salomé notaste que te faltaba el contacto con el público. Con los últimos trabajos, en los que incluso te bajas del escenario, has intentado recuperar ese feedback que te faltaba con el espectador, ¿en tu caso, es necesario?
Siempre. El público es el que te lleva, es el oleaje y el escenario tú tabla de surf, lo requieres para estar ahí arriba. Necesito la inmediatez del público, sus gestos, sus sonrisas… En Salome tenía que llorar todos los días por exigencia del guión y el público estaba más distanciado. He comprendido que me encuentro más agustito haciendo humor.
-Tu carrera como cómico es tu faceta más conocida, ¿Qué es más fácil hacer reír o hacer llorar?
El día que me muera quiero que en mi lapida se escriba “Actor característico” porque me considero un profesional que hace tipos. Me han ofrecido actuar en un programa de televisión y he rechazado la oferta porque tenía que imitar y yo me dedico a la parodia, y como es lo con lo que me siento cómodo, trato de ser consecuente. Aun así, me quedo con el humor, pero lo difícil es este mundo es comunicar, no es cuestión de hacer reír o llorar, hay que expresar, trasmitir y eso es algo con lo que se nace.

-Martes y trece fue un proyecto que te ha dado mucho, ¿qué valoración o cómo definirías la trayectoria en solitario de Millán Salcedo?
Pues a Millán Salcedo las cosas le están saliendo al dedillo. Ahora hago solo lo que quiero hacer. La experiencia, los años, el aplauso del público y en definitiva la trayectoria profesional te da algo muy especial, que es poder ser selectivo, y no en sentido caprichoso, sino que te permite tomarte las cosas con calma. He escrito mi propio espectáculo, me marco yo mis tiempos y esto me permite disfrutar de la vida. Es un lujo, y esto se lo debo a la empanadilla de Móstoles.
-Has interpretado en teatros, hecho shows en televisión, producido, presentado las campanadas, actuado en películas. ¿A estas alturas de tu vida, crees que te falta algo por hacer?
Puede que sí o puede que no. De momento actuar en Onda el próximo sábado, y estudiar un poco la idiosincrasia de la ciudad, así puedo improvisar e incluir paridas locales. Continuamente hago ejercicios de improvisación. Vivo el presente y hasta octubre de este año mi plan es De ver en cuando.
-Como actor español, me gustaría saber qué opinión tiene respecto a lo ocurrido en los Goya de este año y la crítica general de los medios a politizar el evento ¿es legítimo que el gremio utilice la noche del cine para reivindicar y quejarse de lo que ocurre en este país?
No me parece mal. Estamos en una época de criticarlo todo, y estamos intoxicados por ese morbo extendido. En otros países también se hace uso de los grandes festivales para dar voz a problemas determinados, el nuestro no es ni más grande ni más pequeño, no hay que darle tanta importancia a las cosas. Creo que en plena democracia podemos comentar lo que ocurre.