Ya ha llegado la nueva ley antitabaco que protege a las personas no fumadoras del humo de los cigarrillos de las personas fumadoras que, como todo el mundo sabe, es nocivo para la salud. Podemos estar de acuerdo o no en la forma de aplicar la ley, en los tiempos o en el momento, pero lo que está claro es que nuestra vida cotidiana va a cambiar. Sabemos ya que se ha disparado la compra de estufas de gas para las terrazas de los bares, las cuales son desde este mes más abundantes por ser un espacio válido para conciliar bebida y consumo. La abundancia de estas terrazas a su vez supondrá un aumento de los ingresos para las arcas municipales.

Es innegable que esta nueva ley va a cambiar nuestra forma de vida ofreciéndonos innegables ventajas pero también algunos inconvenientes que las administraciones públicas deberán saber gestionar con políticas originales e innovadoras. Ahora que sólo se puede fumar en los hogares y en los espacios abiertos (destacan excepciones puntuales como por ejemplo los alrededores de colegios y los centros de salud), se prevé que aumente la suciedad de nuestras ciudades. Colillas que se tiraban antes en los ceniceros de los bares se tirarán ahora en las calles.

Por esta razón muchos ayuntamientos están empezando a lanzar campañas de sensibilización, regalando ceniceros personales en forma de bonitas cajitas que las personas que fumen podrán llevar en bolsos o bolsillos con eslóganes ecológicos (como los que se utilizan en las playas) y, especialmente, están adaptando el mobiliario urbano a la nueva realidad social. Por eso desde Iniciativa por Onda solicitamos al equipo de gobierno municipal que ponga en marcha, al menos, estas tres medidas que consideramos necesarias para crear una Onda más limpia y verde: